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#21 | SEPTIEMBRE 2021 | Sumario

Hacia lo real

Gloria Aksman

La introducción de las fórmulas de la sexuación, es la tentativa de una posibilidad de escritura de lo que no anda entre los hablantes. Para que el planteo freudiano de la relación al falo, deje de ser un mito, Lacan, con las pequeñas letras, sitúa su imposibilidad lógica. El obstáculo que representa el falo para Lacan pronto se releva:

"Es preciso que haya al menos uno que diga "no" al goce fálico, gracias a lo cual están todos los que dicen sí, pero hay otros [mujeres] entre quienes no los hay que digan "no", solo que esto tiene la curiosa consecuencia de que entre esos otros no hay en absoluto quien diga "si".[1] Despejemos un poco este enunciado.

Si del lado Hombre se escribe lo necesario, el "no" a la función fálica, eso brinda por un instante la ilusión que del lado Mujer algo responda y así se posibilite escribir la relación sexual. Del lado mujer no hay decir. Pero, dice Lacan que lo que no cesa de no escribirse, no es lo que hubiera esperado oponer a lo necesario. Esperaba oponerle lo contingente[2]. Ej: Si no cesa de escribirse que el sol sale todas las mañanas, de pronto puede ocurrir que eso cese, cese de no escribirse.

Pero esa condición necesaria, encuentra enfrente que eso es imposible, no hay partenaire del al-menos-uno, puesto que no existe nadie que diga no al falo. Si el al-menos-uno dice "no" al falo, del otro lado encuentra a "la partenaire desvanecida"[3].

En lógica, la contingencia, es un subalterno de lo necesario, esto es que, si algo no cesa de escribirse, es posible que en algún momento cese de no. Dice Lacan "El análisis presume que el deseo se inscribe como una contingencia corporal. El soporte que doy a esa contingencia es el falo (…)la experiencia analítica cesa de no escribirlo".[4] Es el régimen del encuentro, allí solo se escribe S1, el goce del idiota[5].

El análisis de la referencia al falo lleva a considerar que algo que se produce contingentemente, en el instante siguiente es tratado como necesario. Esa es la posición histérica que da entrada al dispositivo analítico. "¿O acaso en la histeria no se ve en primer plano una problemática del encuentro?"[6]

En el curso de un análisis se va trabajando aquello que el parletre ha tornado necesario. Lo importante que destaca Miller en este punto es que el trayecto del análisis se conduce de la contingencia a lo imposible. Señala que es una experiencia que se verifica en el pase.

Hacer de lo necesario una contingencia, que cese de no escribirse, es confrontarse a lo que es imposible de escribir la relación sexual.

En el Seminario 21 Lacan amplía con un nuevo desarrollo lógico esa imposibilidad. Demuestra que no se puede escribir ni una cosa ni la otra, no se puede escribir que hay o que no hay relación. Y luego de un meticuloso y arduo recorrido por la ciencia de lo real, indica que el real propio del psicoanálisis pertenece a otro campo que el de la lógica.

Ya en el seminario anterior la conclusión es que, con las fórmulas, escribir lo real fracasa porque solo cesa de no escribirse el significante fálico.

Dice Miller "ese trozo que se desprende y se escribe muestra que lo real es imposible de escribir".[7]

Con el saber inconsciente se articula el decir verdadero. Son medio-verdades, la varidad lo llama con un término neológico, para señalar que la verdad puede variar de una sesión a otra. Lacan sitúa que en el análisis tratamos con el decir verdadero, saber que se presenta, no en lo real, sino en el camino que conduce hacia lo real. [8]

Si hasta el Seminario 20 la investigación lo llevó a definir lo real distinto de la realidad, lo real como pulsional, como lo que escapa a lo simbólico, vemos que en Aun sitúa que es imposible de escribir, solo cesa de no escribirse el falo en el régimen del encuentro. Es lo que hace obstáculo a la relación sexual.

La contingencia, un acontecimiento

En el año 1985 Miller desarrolla ampliamente el tema de la lógica modal.[9] Y se propone llegar hasta donde haga falta para que logremos captar lo que esto supone en cuanto a la relación al amor al saber.

Afirma que lo imposible también puede súbitamente cesar de no escribirse. Toma forma de acontecimiento en el pase. O sea, que lo sitúa al final de dicha experiencia. "La vía que Lacan consideraba haber dispuesto para que un sujeto que hubiera accedido a lo imposible recuperara lo contingente es lo que llamó el pase, que apunta a experimentar y a suscitar la transferencia de trabajo (…) que él deseaba que animara su escuela".[10]

Vemos aparecer en este trayecto inverso una relación al saber, que si bien siempre se inventa, tiene una dimensión paradójica puesto que, es una calificación de lo contingente.[11]

No es supuesto, como el saber que sostiene el camino de un análisis. Ese saber que declina hacia el final del análisis vira, cambia de registro.

Si en un análisis se trata amar al inconsciente, en la vía inversa, la de recuperar la contingencia, cabe comenzar otro camino, el de inventar por amor al saber.

NOTAS

  1. Lacan, J., clase del 11/6/74, Seminario21, "Les non-dupes errent", inédito.
  2. Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 1989, p. 74
  3. Es el nombre que Miller estableció para el capítulo del Seminario 19 que trata este tema.
  4. Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aún, op. cit., p. 113
  5. Ibíd. p. 113
  6. Miller, J.-A., 1,2,3,4.Ed. Paidós, Bs. As., 2021, p. 249
  7. Ibíd.,
  8. Lacan, J., clase del 11/6/74, Seminario 21, "Les non-dupes errent", inédito.
  9. Miller, J.-A., 1,2,3,4, Paidós, Buenos Aires, 2021.
  10. Ibíd. p. 238.
  11. Ibíd.