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#23 | JUNIO 2022 | Sumario

Paraíso de nadie de Susana Thénon

Por Eliana Amor

"(por qué no dejo en paz la palabra
por qué construyo noche humo patios
que nadie pisa
por qué este inhabitado poema
este susurro polvoriento)"[1]

"Una suerte de arquitectura aérea"[2] es la manera en que María Negroni nos transmite el impacto que le había causado la escritura de Susana Thénon.

En Paraíso de Nadie, de reciente publicación, Negroni recupera poemas inéditos y prosa inconclusa de esta poeta de vanguardia, traductora y fotógrafa argentina que experimenta con la sintaxis.

Ella misma señala que pone los materiales y es el lector el arquitecto que puede construir, pero también demoler. Quizá leyendo a Thénon, cada quien pueda encontrar pliegues de su propio decir, de lo que resuena más allá de la razón y más cerca la vibración musical.

La poesía de Thénon suspende al lector en el vacío, a la intemperie de los sentidos. A través de incoherencias y sinrazones, extraña el lenguaje develándolo insensato, limitado.

Sin mayúsculas y sin puntos, con espacios en blanco; escribe silencios, crea vacío, presentifica ausencia, destituye sentido, traza bordes de lo indecible.

Sus poemas construyen y atraviesan desiertos, destierros, extranjería, tierra sin párpados, encontrando algún refugio… alguna frontera… en un nombre, que resuena mal pronunciado, que palpita, sustraído al silencio.

Desde esos territorios incógnitos afloran mujeres evanescentes: encendida incendiada, mujer cercana a las aguas, mujer rota, mujer desparramada, mujer. Penúltima mujer, la última es la muerte; la última es la nada. Mujer sin sombra. Mulier, si potes tu cum deo loqui

Advertida de lo imposible de decirla, traza partituras que se construyen sobre el vacío.

Explora zonas sin marcas en las que nos enseña sobre los límites de la palabra, mientras afronta una escritura inédita de la vida, sin biografía. Un uso de la escritura, no exento de ironía que me recuerda la advertencia de Jacques-Alain Miller, cuando refiere que la ironía es tal vez la única poesía que queda a nuestro alcance, para no creer excesivamente en lo que el significante conlleva, para no tomarlo tan en serio, en vez de jugar.[3]

Thénon refiere: "yo no dejo que el lector se siente en una silla, al instante lo pincho para que se pare de nuevo"[4]. Otra vez en el aire, nos provoca a transitar poemas que, -así como no hay quien tenga la rosa de Paul Celan[5]- son Paraísos de nadie.

NOTAS

  1. Thénon, S., "poema deshabitado", Paraíso de nadie, Bs. As., Corregidor, 2022, p. 238
  2. Negroni, M., Prólogo, en Paraíso de nadie, op. cit., p. 7
  3. Miller, J.-A., Un esfuerzo de poesía, Bs. As. Paidós, 2016, p. 276
  4. Thénon, S., op. cit., p. 87
  5. Me refiero a La rosa de nadie de Paul Celan