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#24 | JUNIO 2023 | Sumario

Annie Ernaux, etnóloga de sí misma

Por Elsa Maluenda

En el ambiente literario –si es que cabe denominar así a ese espacio virtual que contiene a los que escriben, a los que leen, a los que escriben sobre lo que leen y un largo etcétera– suele haber coincidencia en que toda escritura tiene algo de autobiográfica en el sentido de que está determinada por las vivencias, por las experiencias, en suma, por el universo simbólico que habita quien escribe y también en que toda escritura que se pretende autobiográfica no puede escapar de lo ficcional.

Como psicoanalistas podríamos zanjar esta cuestión apelando a la frase de Lacan que sostiene que la verdad tiene estructura de ficción. El neurótico se apega a la novela familiar, a esa verdad ficcional o ficción verdadera hasta que logra una versión depurada, una distancia, un desapego de aquellas escenas que eligió privilegiar en su vida y en el recorrido analítico alcanzando así una lectura, más bien una escritura, diferente de lo narrado una y otra vez.

En este sentido la escritura de Annie Ernaux, su programa, su procedimiento aporta una novedad ante la proliferación contemporánea, a veces obscena, de las llamadas escrituras del yo. Ella dice: "No deseo escribir ningún relato, pues eso significaría crear una realidad en lugar de buscarla. Y tampoco transcribir las imágenes que conservo en la memoria, sino tratarlas como documentos que se aclararán los unos a los otros al estudiarlos desde diferentes ángulos. Ser en pocas palabras, etnóloga de mí misma".[1]

Y esta búsqueda etnológica le permite situarse cada vez, en cada uno de sus libros, en el contexto social, político y cultural de la Francia en que le toca vivir y en la que vivieron sus ancestros.

Sus orígenes son humildes, abuelos campesinos, padres obreros primero y comerciantes después, algunos analfabetos, otros escasamente instruidos y su madre, silenciosa, inmóvil, lejana, con una novela de amor entre las manos, desatendiendo la casa y a veces el negocio pese al fastidio del marido. "Ella es la fuerza y la tempestad, pero también la belleza, la curiosidad de las cosas, figura de proa que me abre las puertas del futuro y me afirma que no hay que tener nunca miedo de nada ni de nadie".[2]

Así como Balzac en su Comedia humana consiguió mostrar, con un amplio conjunto de ficciones, las múltiples facetas de la vida de sus contemporáneos, al punto que Marx sugería que la mejor forma de entender el siglo XIX era leer a Balzac, podemos decir que Ernaux intenta iluminar aspectos de su vida, a los que trata como documentos a descifrar, incluyéndolos en un marco más amplio, el pueblo, la ciudad, el país, el mundo. Pone el foco, acerca la lente, encuadra a sus contemporáneos para escribirse a sí misma, mostrando la interrelación entre lo singular y lo colectivo. "Estoy segura ahora de que uno se descubre más a sí mismo proyectándose en el mundo exterior que en la introspección del diario íntimo […] Son los otros, anónimos del subte, de las salas de espera, quienes por interés, enojo o vergüenza nos atraviesan, los que despiertan nuestra memoria y nos revelan a nosotros mismos".[3] Ella sabe siguiendo a Rousseau, que nuestro yo no está por entero en nosotros mismos. Y aquí, por supuesto, resuena la fórmula yo es otro que Lacan toma de Rimbaud.

La búsqueda de la verdad, de su verdad, en Ernaux se asemeja por momentos a la del cirujano que hunde el bisturí hasta encontrar lo que deberá extirpar, para rescatarlo del seguro olvido en algunos casos, para "quitarle el carácter de ícono sagrado"[4] en otros.

La obra de esta autora se compone de piezas breves, que a veces no llegan a las cien páginas. En cada una de ellas evoca y cuenta algún episodio, algún período de su vida retratando un pequeño grupo de personajes que en algunas de sus novelas son protagonistas y en otras son actores de reparto. Así en El lugar el protagonista es el padre, en Una Mujer la madre, en Pura pasión relata la relación con un amante, en El acontecimiento un aborto clandestino, en La vergüenza narra una escena que vivió a los doce años cuando su padre intentó matar a su madre, pero en cada una de estas prevalece la distancia en la voz narradora que "rechaza la nostalgia, el patetismo la burla".[5] No pretende conmovernos, su lenguaje es llano, sus frases contundentes poniendo los sucesos en relación con el afuera. Como, por ejemplo, cuando en Una mujer dice que su madre "Murió ocho días antes que Simone de Beauvoir".[6]

Cada libro publicado por Ernaux es como la tesela de un mosaico qué –en tanto lectores– iremos completando, advertidos –como la propia autora– de que se trata de una arqueología del recuerdo, de una reconstrucción de la memoria. De sus sedimentos, fragmentos, retazos de un mapa en constante mutación, espacio moebiano donde se transita entre la realidad y la ficción.

A diferencia de la banda de Moebius las fotografías delimitan un espacio, lo recortan, fijan una escena. Ernaux se sirve de su archivo fotográfico, de los retratos congelados de un tiempo que ya fue, de personas que ya no son o ya no están, y al poner en palabras eso que el encuadre da a ver, recupera ese instante, lo recrea, como si pudiera restituir mediante la descripción minuciosa aquello que ha quedado fuera de campo, fuera de registro. Para "…captar el reflejo proyectado en la pantalla de la memoria individual por la historia colectiva".[7]

Mediante esos reflejos opacos, deformados, velados por la niebla depositada sobre los hechos vividos, en esa búsqueda de una verdad esquiva e ilusoria, transmite su compromiso y su coherencia desnudando sus contradicciones y las de la sociedad de la que es parte activa. Y para eso se escribe como hija, madre, mujer, profesora, amante o ciudadana asumiendo siempre la responsabilidad que le concierne en cada una de las decisiones que la llevaron a ser quien es.

NOTAS

  1. Ernaux, A., La vergüenza, Tusquets, Bs. As., 2022, p.35.
  2. Ernaux, A, La mujer helada, Cabaret Voltaire, Bs. As., 2023, p. 21.
  3. Ernaux, A., Diario del afuera. La vida exterior, milena cacerola, Bs. As., pp. 15-16.
  4. Ernaux, A., La vergüenza, óp. cit., p. 27.
  5. Ernaux, A., El lugar, Tusquets, Bs. As., 2022, p. 40.
  6. Ernaux, A., Una mujer, Cabaret Voltaire, Bs. As., 2022, p.108.
  7. Ernaux, A., Los años, Cabaret Voltaire, Bs. As., 2022, p.70.