La mesita de luz

Para esta edición entrevistamos a Adriana Soto y a Julio Riveros.

Adriana Soto *

Entrevista: Estela Schussler

EntreLibros: ¿Cuál fue tu primer contacto con una biblioteca?

Adriana Soto: Mi primer contacto con una biblioteca fue en mi casa, la había hecho mi padre con unas ménsulas y estantes de madera en toda una pared de una habitación. Había muchas enciclopedias, también algunos cuentos y novelas. Cuando aprendí a leer, me gustaba leer en ese cuarto en voz alta.

EntreLibros: Qué personaje de la literatura te marcó o generó algún sentimiento particular (amor, odio, admiración, etc.)

Adriana Soto: Más que un personaje, la voz femenina que habla en la novela Agua viva de Clarice Lispector me impactó. Es una voz que pide auxilio a la música y a la pintura. Propone una vivencia en los límites del lenguaje. Rompe la gramática, cuenta sin narrar, se deja invadir por los sonidos de la lengua, apenas coloreada por la selva de las palabras, según nos lo transmite.

EntreLibros: ¿Qué libros estás leyendo? Recordás algún libro que fue importante en tu niñez o en otro momento de tu vida?

Adriana Soto: Acabo de terminar un libro que me regaló una amiga: El verano que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac, que me encantó y estoy leyendo uno que me recomendó otra amiga: En la tierra somos fugazmente grandiosos de Ocean Vuong, Justamente ambos libros recorren el lazo entre un hijo y su madre.

Recientemente empecé a leer Los árboles caídos también son el bosque de Alejandra Kamiya. ¡Bellísimo!, tal como me dijo quién me lo recomendó. La autora utiliza el lenguaje de un modo muy interesante, sin adornos innecesarios, poniendo de relieve la importancia de lo que se nombra y de lo que se silencia.

Un libro muy importante en mi niñez fue: El principito, lo leí muy tempranamente y tuvo la particularidad de seguir precipitando hallazgos de lecturas, luego, cuando en distintos momentos, volví a leerlo.

EntreLibros:¿Qué libro te dejó una marca memorable?

Adriana Soto: Hubo varios libros o autores que me dejaron marcas memorables, sobre todo ya en los tiempos de mi encuentro (') con el psicoanálisis, que produjo la contingencia de encontrar cierta vecindad entre literatura y psicoanálisis: Borges con su aleph me marcó con la exquisitez de que la simultaneidad allí escrita, solo puede decirse de modo sucesivo, como lo es el lenguaje. Cortázar con Rayuela me invitó a implicarme como lectora. Lispector con su escritura me produjo un efecto de escucha sobre el litoral en los confines de la lengua. Kawabata en La bailarina de Izu me dejó leer el nudo entre la belleza y el vacío. Murakami en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo me enseñó sobre el borde entre lo real y la realidad, y me encantó el modo en que Amélie Nothomb en Metafísica de los tubos distingue al organismo del acontecimiento en el cuerpo.

Solo nombro en esta ocasión estas huellas que me marcaron, entre algunas otras.

Julio Riveros **

Nos presenta sus lecturas.

Entrevista Hernán Vilar

EntreLibros: ¿Podrías contarnos qué estás leyendo en estos momentos?

Julio Riveros: Leyendo varios a la vez, es un poco mi estilo. Estoy terminando Sed, de Amélie Nothomb, una autora muy singular que escribe cosas así: "Nací inocente pero, no sé cómo, algo se torció. No acuso a nadie más que a mí mismo. Extraña falta la que se comete con tres años de edad". Releo a Sófocles, más puntualmente Edipo en Colono a partir de un pasaje del Seminario 19 de Lacan (a propósito de O peor, estoy estudiando el Parménides de Platón). También Sade, de Philippe Sollers, Oratorio de María Negroni, Crimen y castigo del enorme Dostoievski, y Freud y los berlineses, de Laura Sokolowsky.

EntreLibros: ¿Cuál fue el libro del cual podrías decir que dejó en vos una marca memorable?

Julio Riveros: Son varios libros: Apología de Sócrates, uno de los primeros diálogos del período inicial de Platón que cuando lo leí (aún recuerdo esa mañana viajando en el Roca hacia Adrogué, lugar que Borges visitó con frecuencia), me produjo una cierta conmoción en el cuerpo, yo tenía 14 años. También en esa época, Extracción de la piedra de la locura, libro de poemas de Alejandra Pizarnik, Memoria de otro cielo, de Marcelo Pichón Riviere y el Evangelio de Juan.

EntreLibros: ¿Qué es lo que buscás usualmente en una biblioteca?

Julio Riveros: Busco "la palabra que hiere", el acontecimiento, el pudoroso desocultamiento de la verdad, y esas dimensiones no son sin belleza.

EntreLibros: Muchas gracias Julio.