Una Cita con...
Poca cosa... o peor
"Un psicoanálisis va normalmente a su término sin entregarnos más que poca cosa de lo que nuestro paciente posee como propio por su sensibilidad a los golpes y a los colores, de la prontitud de sus asimientos o los puntos flacos de su carne, de su poder de retener o de inventar, aun de la vivacidad de sus gustos."[1]
¡Qué manera poética de definir hacia dónde va un psicoanálisis!, dicha en un apartado del escrito que se titula: "símbolo y lenguaje como estructura y límite del campo psicoanalítico ". Allí aconseja al joven psicoanalista que "haga palabras cruzadas" para formarse. ¡Sin delirios de grandeza, ni infatuaciones imaginarias! Caerá en un extravío toda aspiración que olvide que apenas se trata de una praxis de palabra en un campo al cual como hablantes estamos condenados: el del lenguaje. Si se propone otra cosa, para decirlo con la jerga del escrito: entrará en grotescos como "husmearse recíprocamente", como reacción transferencial a la búsqueda de una realidad más allá de las palabras de la que se muestran tan golosos. ¿Buscan algo que vaya más allá de la palabra y sus resonancias? bien, ¡terminaran olfateándose con el analista!, fina ironía para reírse de los delirios de creerse más que seres infectados y fatalmente divididos por la equivocidad significante.
¿Cómo no leer esta cita del '53 desde el eco de los deshechos del fin de análisis de la nota italiana? La ética del entusiasmo analítico, que viene de los deshechos de analizarse, habita en esta frase. Un psicoanálisis va a su término solo si asumimos que entrega poca cosa de" lo propio", de los grandes ideales y fantasías "todistas" apenas quedarán restos. Un análisis nos entrega de lo propio el "hacerse desecho".
¿Desecho de qué?, la cita nos ofrece diversas declinaciones del desecho: de los golpes traumáticos recibidos, de las formas con las que coloreó la vida, de los afectos que lo marcaron, de las debilidades de su carne, algún resto de sus gustos y de alguna cosa que retiene o que puede inventar … con eso, ¡suficiente!
Estamos en una época de retorno del horror de la humanidad, de volver a sucumbir al holocausto en todas sus expresiones, peligro que anticipó Lacan en el '64. Frente a ese real horroroso, sigue siendo un aporte crucial de "Función y Campo" el llamado a la humildad analítica, no es gran cosa lo que el psicoanálisis puede aportar, pero sin delirios de grandeza podemos calzarlo mejor para nuestra practica y en su incidencia sobre otros discursos. Tal como lo dice en la introducción de Función y Campo, el analista sostiene el deseo del descubrimiento Freudiano en cada acción humilde que lleva a cabo como obrero de la Escuela. Nuestra acción, siguiendo los hilos de nuestro párrafo, es apenas inventarse algo, otra forma de anudar el dolor de la marca traumática con algún color y alguna vivacidad, sin sueños de grandeza ni de completudes que van más allá de los límites del cuerpo hablante. Así, con poca cosa, el psicoanálisis incita a inventarse algo para no creérsela…o peor.
* Gabriel Racki es Miembro de la AMP y de la EOL.
NOTAS
- Lacan, Jacques. "Escritos 1" 2a Ed. Bs AS.Siglo XXI Editores, 2007, pág. 256.