Una Cita con...
Lacan nos lee aún
En 1953 se produce una escisión en la Sociedad Psicoanalítica de París. Lacan y otros crean la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Varias diferencias llevan a esta decisión; entre ellas, oponerse al intento de reducir el psicoanálisis a la neurobiología, es decir, rechazar el inconsciente. Los analistas habían devenido ortopedistas, fortaleciendo el yo y reclutándose en el discurso del amo. Imperaba la ignorancia. Para inaugurar la nueva sociedad, dicta la conferencia titulada "Lo simbólico, lo imaginario y lo real", cuyo objetivo era introducir cierta orientación en el estudio del psicoanálisis. En ella afirma que la introducción de los tres registros, se adapta mejor a la naturaleza de las cosas, pues en el análisis todo es del orden del lenguaje, o sea, de una lógica. Lo real es aquello que en parte escapa al analista, algo en la personalidad de cada paciente que constituye un límite en nuestra práctica. El analista debe interrogarse por aquello que tiene efectos en ésta, no basta constatar los cambios que tienen lugar en los sujetos, hay que elucidar el resorte de lo que los produce. Debido a ello, conviene comenzar por el símbolo y la palabra.
A esto sigue la primera de sus tres intervenciones en Roma, "Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis",[1] a la cual rendimos homenaje. Allí Lacan opone la memoria biológica a la rememoración y define el inconsciente como el capítulo censurado de la historia. Este abordaje del inconsciente supone la supremacía de lo verdadero sobre lo real.[2]
La segunda intervención, en 1967, es "El psicoanálisis. Razón de un fracaso".[3] En esa ocasión dice que el inconsciente refuta al sujeto supuesto saber, y afirma que el saber es un atributo dado por el analizante. Tres meses antes, había interpretado a aquellos analistas de su Escuela que habían rechazado su "Proposición del 9 de octubre…",[4] diciéndoles que no quieren "creer en el inconsciente" para reclutarse y agregando que el psicoanálisis hace temblar los semblantes que disimulan la economía del goce –gracias a los cuales la religión, la magia y la piedad subsisten–.[5]
Por último, en "La tercera",[6] de 1974, vuelve la primera y renueva su enseñanza. Ahora sostiene que el inconsciente es una elucubración de saber sobre lalengua y que su goce fálico produce sufrimiento. Lo real del inconsciente es supuesto. Deberán pasar aún otros dos años para que retome el problema de la "nueva satisfacción" que marca el final del análisis.[7]
Lacan nos habla y nos lee, aún.
* Patricia Moraga es Miembro de la AMP y AME de la EOL.
NOTAS
- Lacan, J. "Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis", Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2002, T. 1, pág. 231ss.
- J.-A. Miller, El ultimísimo Lacan, Buenos Aires, Paidós, 2013, p.40.
- J. Lacan, "El psicoanálisis razón de un fracaso", Otros escritos, Buenos Aires, Siglo XXI editores,2012, pp.361ss.
- J. Lacan, "Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela", loc. cit., pp.361ss.
- J. Lacan, "Discurso en la Escuela Freudiana de París", en Otros escritos, loc. cit.,pp. 329ss.
- J. Lacan, "La tercera", Revista lacaniana de psicoanálisis, 18 (2015).
- J. Lacan, "Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11", Otros escritos, loc. cit.,pp.599ss.