El insólito de mi biblioteca
La Secretaría de Biblioteca me invitó a escribir a partir de una divertida idea ¿cuál es el libro insólito de tu biblioteca? Ese que desentona, destaca. ¿Qué hace allí? Me puse a leer por primera vez mi biblioteca.
Ubiqué primero aquellos libros que desentonan e inmediatamente me pregunté qué hacían aún allí. Reconocí en ellos las marcas de atajos que alguna vez intenté tomar, el recuerdo de algún tiempo de búsqueda o el testimonio de momentos de desorientación. Ahora pienso que quizá, aunque el espacio es muy preciado en la biblioteca, no convendrá sacarlos.
¿Y cuál se destaca?
Mi biblioteca ha crecido y también ha cambiado; cambia cada vez que la ordeno y voy ubicando los libros en distinto lugar.
Están,
los que siempre van en el lugar central y los que están en sus márgenes,
los que se ordenan por género literario,
los que van al sector rapsodia ya que no entran en ninguna serie,
los que se conectan por algún detalle de lo que estoy trabajando y que sé, que se separarán en el próximo orden,
los que espero leer pronto y luego pasarán a otro lugar a ordenarse por autor,
los que se apilan esperando para la tesis y que sueño que pronto encuentren lugar entre los otros,
los que a veces se juntan porque les encuentro vecindad y otras no,
los que quisiera volver a leer y los pongo un poquito más afuera, a veces para hacerlo o solo para recordar que me gustaría hacerlo,
los que compro en francés para cuando finalmente pueda leerlos,
Siempre hay un sector privilegiado para mis libros amados, que son los que me abrieron las puertas, para entrar o para salir.
Dostoievski, "Crimen y castigo. Tomo II"-nunca tuve el tomo I-, fue la piedra inaugural de mi biblioteca, lo leí de muy pequeña, con avidez y sin entender lo que significaba, me gustaba aprender palabras nuevas con él.
Eduardo Galeano, "Las Venas abiertas de América Latina", que me regaló mi profesora de historia de segundo año de secundaria y que me abrió una perspectiva del mundo que aún le agradezco.
Delmira Agustini, "Calices Vacíos", me arrasó su poesía lejana, irreal, singular, misteriosa, perturbadora.
Freud, "Malestar en la Cultura", traducción de Ballesteros y en edición de quiosco…negro y con una imagen de Freud en la tapa.
Baudelaire, "Las flores del mal", como dice su prólogo: "una obra que quita el sueño y molesta la digestión".
Pascal Quignard, "Pequeños tratados", una preciosa edición que atesoro y que leo en pequeños instantes de búsqueda.
¿Insólito?
"Lost in translation", las palabras intraducibles de todas partes del mundo. Me encanta buscar palabras…algunas impronunciables, con muchísimas consonantes juntas, divertidas, rarísimas.
Pisanzapra, sustantivo Malayo: "el tiempo que tardas en comerte un plátano".
Me gusta mirar mi biblioteca, me gusta mi biblioteca.
Cuál se destaca es algo que no podría responder en singular, no soy mujer de un solo libro.